Mi primera semana en Torino

Cuando me inscribí por primera vez para estudiar en el extranjero en noviembre pasado, estaba emocionado. Emocionado por lo desconocido. Emocionado por todas las posibilidades de lo que podría experimentar en el extranjero.

Pero, a medida que se acercaba el momento de mi partida, comenzaba a ponerme nervioso. Nunca antes había estado tan lejos de mi familia y amigos, y nunca había entrado en una situación en la que no conociera a nadie. Estaba razonablemente nervioso, pero sabía que no tenía ninguna razón para estarlo. Todos a mi alrededor me aseguraban que este sería el mejor momento de mi vida, y tenían razón.

Tan pronto como bajé del avión en Torino, me sentí como en casa. Si bien era un entorno muy diferente al que estaba acostumbrado en casa, era algo a lo que definitivamente podría acostumbrarme. Inmediatamente después de mi llegada, todos fueron muy amables, serviciales y acogedores. Nunca me sentí nervioso al pedir ayuda, porque sabía que alguien me podría orientar en la dirección correcta.

En mi primera semana aquí, he tenido muchas primicias, ya sea mi primer helado, mi primera auténtica pizza italiana, probando kalamari, calamares y mejillones, y viendo lugares que nunca soñé poder presenciar.

Estoy emocionado de ver lo que implicará el resto de mi viaje, pero sé que no serán más que recuerdos geniales y divertidos.

Deje un comentario